Lástima que
prematuramente privaste a mis dientes
de dentellear ese
manojo moldeado de carne que tienes.
¡Lástima, que
aflicción! Ahora solo dejar en la mente
El libido ferviente
que tenía de poseerte
Y se derrite mi imaginación.
¡Lástima, que pena y
desilusión! No poder acariciar
nuevamente
Tan voluptuosos y
mórbidos brazos,
Ni descubrir nuevos cuadros,
En tu torso
elegantemente formado.
¡Que pesadumbre, que
tribulación!
Siento en el interior;
…Esos besos, esa
sonrisa…
Morir con las ganas vehementes que le tenía;
… Desvelarme contigo
encima de mi vientre.
¡Oh Dios!, Queriendo
hacer cada momento eterno
Y entre lujuria y pasión,
Perderme en el deseo
y la satisfacción.
“Mi cuerpo se sucumbe en el desconsuelo de lo que pudo tener y sentir y
no ocurrió”…
Ahora con amargura
veo lo que tuve y debo dejar de tener…
Porque me has cerrado
la puerta de frente,
Por miedo, por otra, ¡Porque estas demente!
Por el motivo que sea,
Ya no me quieres en
tu presente;
¡Malditos sean tus
celos insolentes!
Me quedo acá, con el asta baja
Con las ganas, las hormonas locas…
¡Qué gran ingrato!
¿Acaso no tienes
misericordia?;
…Las has dejado curándose solas;
Apagando la hoguera encendida,
A
suspiros, ha recuerdos,
De que fuiste mío por
muy poco tiempo,
Qué pena no fuiste eterno.
…O lo que duré un celo.
Te recordaré con
deseo, hasta que como todos…
Vuelvas por un poco
de “paz” al puerto.
Mientras tanto yo acá
te espero,
Con la furia dormida entre mis bragas,
Dejándola soñar despierta y apaciguándola con
dulces palabras,
De que un día
volverás,
Y antes de que te
vuelvas a marchar del brazo con tu inseguridad,
Le daremos un festín al placer de mi ser,
De tener toda esa piel,
Una sola noche a mi merced.
"Porque quería hacerte eterno, una sola noche entre mis dedos"